MONOGRAFIA: L’ENSENYAMENT DE LES HUMANITATS: PERSPECTIVES DE FUTUR?
Catedràtic de Filologia Grega. Responsable de la UCA d’Humanitats. Director del Departament d’Humanitats de la Universitat Pompeu Fabra. Adreça electrónica: emilio.suarez@upf.edu
Professora titular de Filologia Romànica. Sots-directora del Departament d’Humanitats de la UPF. Adreça electrònica: helene.rufat@upf.edu
Professor lector d’Història de l’Art. Director de l’USQUID de la Facultat d’Humanitats de la UPF. Adreça electrònica: pol.capdevila@upf.edu
Professor agregat de Filologia Grega. Vicedegà de la Facultat d’Humanitats de la UPF. Adreça electrònica: alberto.nodar@upf.edu
Cuando aplicamos un término para describir una actividad determinada, registramos un doble efecto. Uno, de individuación: nos acercamos a la esencia del concepto. Otro, de separación: lo hemos apartado de un conjunto del que no es necesariamente separable. Este comienzo algo enigmático sirve para decir que no me agrada el término «humanidades». Primero, por el doble efecto señalado. Segundo, porque ni siquiera se puede decir que se aplique con rigor conceptual. Recientemente ha surgido en nuestra universidad un debate sobre la versión al castellano y al catalán del nombre de la titulación conocida en todo el mundo como Global Studies. Algunos piensan que verterlo literalmente como Estudios Globales o Estudis Globals resulta demasiado general, indefinido: ¿estudios globales de qué? Curiosamente, nadie se planteó en su día una discusión de esta naturaleza cuando se empezó a utilizar el término humanidades. No estoy hablando de mucho tiempo atrás. Como estudios universitarios reglados no surgen hasta el año 1992: a raíz de la regulación universitaria de aquel año comenzaron a surgir las primeras facultades que cobijaron esos estudios. No voy a juzgar ahora la oportunidad o no de hacerlo, pero es evidente que este hecho produjo reacciones diversas a la hora de desarrollar dichos estudios, ya que, por una parte, difuminaba la división en especialidades de los que durante mucho tiempo se han seguido llamando estudios «de letras», mientras que, por otra parte, la perspectiva transversal que se anunciaba en su implantación fue atacada como generalista y contraria a una formación específica rigurosa. Hay que reconocer que este dilema sigue vigente y que supone el principal reto de las facultades que mantienen esta denominación y estos estudios, a saber, demostrar que es posible llevar a cabo una formación universitaria rigurosa sin necesidad de establecer barreras infranqueables entre las distintas áreas.