Este artículo propone una mirada crítica sobre la realidad educativa actual capaz de superar dos de los problemas clásicos de la crítica educativa: la impotencia de las posiciones utópicas y la de las miradas pedagógicas que sólo se mueven dentro de los cauces de las reformas posibles dentro del sistema educativo. Proponemos ir del sistema educativo a la experiencia del aprendizaje y de los movimientos pedagógicos a una educación en movimiento, partiendo de un análisis crítico de Rousseau y Nietzsche como referentes de la crítica antiinstitucional y de la utopía pedagógica. De la mano de El aula desierta de Concha Fernández Martorell y de algunos trabajos de Paolo Virno, hacemos un diagnóstico sobre las transformaciones de la escuela bajo el proyecto neoliberal y su correspondencia con las transformaciones del mundo del trabajo y de la subjetividad capitalista, y retomamos planteamientos de Fernand Deligny sobre la idea de «balsa». La escuela no está sola, es la conclusión.