Reflexions i assaigs
Doctorando en el Departamento de Estudios Educativos de la Universidad Complutense de Madrid. Este texto corresponde a la aportación presentada en la VII Jornada de Investigadores de Postgrado en Teoría de la Educación (Vic, 13 de noviembre de 2016), dedicada al tema «Democracia, educación y formación del profesorado». Dirección electrónica: javierbermejo@ucm.es

En una entrevista reciente publicada en un periódico generalista de nuestro país, George Steiner afirmaba sentirse asqueado por la educación escolar actual. El hecho de que una persona pueda sentir repulsión por alguna cuestión concreta es una realidad humana, un sentimiento antipático que, en mayor o menor medida, todas las personas hemos experimentado. Pero, que se sienta por una actividad como la educación es una consideración que merece la pena detenerse a analizar. A su vez, si esta expresión es manifestada por alguien como Steiner, cualquier persona sensible al acto educativo no puede ser ajena a ella. En la misma entrevista, el premio Príncipe de Asturias argumentaba que su sentir venía derivado del ninguneo que desde los planes educativos se ejercía de manera constante sobre las humanidades y por extensión sobre su enseñanza, así como por los métodos actuales empleados para educar y enseñar. Esta afirmación nos recuerda la necesaria concepción holística que la educación dispone, y que grandes pensadores como Dewey, Decroly o Freinet contemplaron durante gran parte del siglo XX.