QUÈ ÉS L'ESPAI EUROPEU D'EDUCACIÓ SUPERIOR?

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 EEES SIN RETORNO


¿Quién no desea que su título universitario sea reconocido en toda Europa?

¿Quién no desea que su formación a lo largo de la vida tenga garantizado su reconocimiento en toda Europa?

¿Quién no desea tener una formación de calidad que le facilite el acceso al mercado europeo de trabajo?

¿Quién no desea intercambiar estancias e intercambios con universidades y centros europeos?

¿Quién no desea ser ciudadano europeo con todos los derechos y obligaciones reconocidos?


Esto y mucho más comporta  y  compromete
a los Estados miembros del EEES
 


Oposición al Proceso de Bolonia. La oposición al Plan de Bolonia siempre ha estado latente con más o menos intensidad, pero en estos últimos días  arrecia con gran fuerza y en ocasiones con visos de radicalismo. Quizá se deba a que el paso definitivo del Plan de Bolonia al EEES esté a punto de consumarse en el 2010.

Ámbito de la crítica. La oposición al Proceso de Bolonia en España ha mantenido una línea transversal que se puede concretar en los siguientes parámetros: predominio de la privatización de las universidades –competitividad entre universidades públicas y privadas-, supeditación de las universidades al mundo empresarial –mercantilismo de las carreras universitarias-, pérdida de prestigio de las actuales titulaciones de licenciatura –todas las carreras en general de igual duración-, deficiente  inversión en educación superior, …

Contextualización de la crítica. El contexto de la crítica al Plan de Bolonia se puede concretar en varios factores que la condicionan, entre ellos los más importantes pueden considerarse  el factor tiempo, el desequilibrio de modelos universitarios europeos, la política universitaria española sobre el tema, …
Quizá el más importante sea el factor tiempo. Una década no es tiempo suficiente para desarrollar un proyecto tan ambicioso como lo es el Proceso de Bolonia porque requiere que cada etapa del mismo –de información, de estudio, de implementación- sea asimilada por las comunidades universitarias respectivas. De ahí que se puede reconocer la insuficiencia de tiempo para el debate que reclama la oposición. Además, no siempre se sabe administrar bien el tiempo, se asignan diferentes ritmos según sea al principio o fin de un proceso. Esta observación sirve igualmente para unos y otros, para los que están en contra  y para los que están a favor de Bolonia, y en especial para la Administración que perdió un tiempo precioso planteando y replanteando aspectos tangenciales sobre la adaptación del EEES en España, como ejemplo sirva el estéril catálogo de las nuevas carreras.
Como segundo factor se puede considerar el desequilibrio de modelos que se da entre los distintos de sistemas universitarios europeos, siendo el modelo anglosajón el que sirve de referente para el diseñado por el Proceso de Bolonia para el EEES ello ha supuesto para los otros países una más lenta adaptación.
Y un tercer factor hay que contemplarlo en la política universitaria española a la hora de asumir y desarrollar el Proceso de Bolonia. A la pérdida de tiempo antes señalada hay que añadir el retraso en la toma de decisiones en aspectos claves como determinar la asignación de créditos para los títulos de Grado y Master, así como la falta de agilidad burocrática en los procesos administrativos de aprobación de nuevos planes de estudio, entre los más significativos.

Demandas de la oposición. Tanto la prórroga como la suspensión de la aplicación del EEES en nuestro país como exigencias de la oposición a Bolonia no quedan justificadas por las condiciones anteriores, y ambas pueden ser igualmente causa de un retraso inimaginable para el progreso y desarrollo del Estado español durante muchos años sería como dar la espalda a Europa a pesar de estar en la Unión Europea. Se trata, en definitiva, de una adaptación real al EEES sin retorno.

Razones fundamentales
1) La homologación de los sistemas universitarios europeos representa un avance sustancial respecto a la homologación actual de títulos tanto en agilidad como en eficacia académica. De no adaptarse a ello supondría un retroceso no sólo académico sino administrativo y laboral respecto a los demás Estados miembros del EEES. Esta homologación no es gratuita, exige unos requisitos previos como son los nuevos créditos europeos, nuevas titulaciones, nuevas metodologías, nuevas funciones de docentes y estudiantes, más medios y mejores recursos, entre otras muchas exigencias.

2) La relación entre Universidad y Empresa no conlleva ningún tipo de condicionante y menos de dependencia. Lo que sí significa es qué hace cada una y en qué  grado se pueden complementar a  fin de que ambas, teniendo fines propios, logren objetivos comunes, como lo es la adecuada y coherente formación personal y profesional de las personas. Por su parte, el “mercantilismo” de las carreras universitarias imputado al Plan de Bolonia es una conclusión muy simple de esa interrelación estratégica entre Universidad y Empresa así como lo es también  considerarlo como una plataforma para el mercado de trabajo. Cierto que para todo esto ayuda el EEES, pero es solo una de sus sus finalidades.

3) Las oportunidades y expectativas que se esperan del Estado español en general y de la Administración educativa en particular así como de la comunidad universitaria española se pueden sintetizar como prioritarias las siguientes: cambios en la organización y gestión de la educación superior, cambios en el liderazgo de las universidades, garantía de calidad de la enseñanza universitaria, progresivo logro de los objetivos básicos del EEES,  garantía de generalización de  intercambios y estancias en universidades europeas. Todo ello se puede resumir en una sola frase: EUROPEIZACIÓN DE LA UNIVERSIDAD ESPAÑOLA.

 

 

 

 

 


4/12/2008
 
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